¡Tengo una amiga!, nadie la ha visto y nadie la ve, pero siempre está conmigo.
Qué paradoja, me repito a mí misma..., está a mi lado permanentemente, fiel y en silencio está conmigo.
Siempre con su mutismo, callada, para que yo solamente, junto con ella, seamos cómplices.
Mirando hacia atrás podría decir que al menos en los últimos doce años de mi vida, la tenía día y noche, noche y día... nadie la ha visto, solo yo.
He querido compartirla pero me ha sido del todo imposible, he querido presentarla, para que los que estaban a mi alrededor la conocieran, pero parece ser que una amiga con estas características es muy difícil de compartir.
He hablado de ella, de las sensaciones que me producía y del cansancio que ha supuesto llevarla siempre conmigo.
No era posible creer en ella, no era posible que yo, con mi buen humor, con mi dedicación al trabajo, a mis proyectos pudiera tener una amiga así.
Nosotras si lo sabíamos , muchas veces nos aislábamos juntas para tomar fuerzas, para movernos en silencio y recuperar hasta el último aliento, porque teníamos que salir adelante, la dos solas...¡¡¡ amigas incomprendidas!!!.
Cuando has intentado compartir tantas veces, infinitas...y no ves a nadie que tenga un cierto interés por comprenderte, por dedicarte un poco de su tiempo a profundizar en todo lo que tú, junto a tu amiga explicas, llegas incluso a cuestionarte tú misma si los demás tendrán razón, si no será que sueñas y tu sueño se ha convertido en una fantasía tuya...porque claro, no es que no lo haya intentado después de tantos años.
Nada, nadie, mi amiga era mía y estaba a mi lado con tanta intensidad que llegaba hasta cansarme, nunca mejor dicho, me cansaba y mis piernas se han negado a seguir caminando.
Sí, es lo más anecdótico, no han podido caminar...durante largos periodos porque mis nervios simpáticos han jugado con ellas.
Algodistrofias, me decían y aunque es un proceso lento ¡ eso se va !...¡ perfecto!, me repetía, ya tengo suficiente con la amiga invisible para todos, pero que yo tengo permanentemente.
Ahora, ahora ya me siento feliz, tan feliz que no me preocupa tenerla, prefiero saber que soy así, que estoy en todo momento con esta amiga, que la voy a tener siempre, pero que todos podrán conocerla, que puedo presentarla en sociedad.
Caramba, ¡ya me siento libre!, al fin ha podido ser bautizada, finalmente puedo presentarla a todos, porque no me había inventado nada de nada, porque era real, estaba ahí y como una amiga que no te va a dejar nunca, ella también hará lo mismo.
¡Siempre a mi lado!, mi querida amiga FIBROMIALGIA.
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