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EXCELENCIA LITER.



EMBAJADORA PAZ




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AMISTAD


Amistad, claridad y luz de sentimientos
bálsamo de nuestras vidas, en el
espíritu de la sinceridad compartida


Es generosidad tangible en nuestro
humilde corazón, no puedes verla
o tocarla, pero sentirla es pasión.


Es como el rayo de luz que ilumina
en el camino, de aquel que tiene
la dicha de contar con sus amigos


Es un claro manantial, de aguas
limpias, cristalinas, en las que
puedes mirarte y ver dicha compartida


Es como un campo labrado, con grandes
surcos abiertos, esperando la semilla
que son nuestros sentimientos.


Es un río que en su cauce, aumenta
su gran caudal, con las aguas que el
arroyo vierte con fraternidad.


Es la brisa del océano, que en las
tardes vagas, sin destino, son un alo
de frescura, que cala en tu alma pura.


No es tierra, no es cielo, son almas
que trazan lazos, que superan la distancia,
¡amistad! invisible, hondura, soplo de
¡amor y entrega!.

                                                                                                                      SENDA

DORMIDO ENTRE MIS BRAZOS

Ya duermes tranquilo amor
a mi me embriaga tu imagen,
no quiero turbar tu calma
pues si la noche es sombría,
siento tu luz como aliento
¡como dulce compañía!
 
Tu respirar anega mi alma
de complejas emociones,
¡ser y yacer a tu lado!
balbuceando leves sonidos
como canto angelical
de armónicas sensaciones
 
Tu contacto me cobija
me electriza y da calor,
en la ausencia de mi sueño
salen a la luz de mis recuerdos
los momentos compartidos,
¡ tantos momentos de amor!


Sin ver tus pupilas siento
que si despierto estuvieras,
con pétalos de rosas rojas
cubrirías todo mi cuerpo
hasta que la brasa ardiera.
 
Y es que tu amor me parece
entrega de fuerte imán,
¡te estoy amando en silencio!
delicada, con dulzura
con mi corazón latiente,
te abrazo con suavidad,
...¡no he de interrumpir tu sueño!

                                                                                                                                                                                                                                      SENDA

ESPINAS


Ya está la mañana aquí
en el nuevo amanecer
las aves vuelan gozosas
el sol se tiñe de azul.

Ella posada en su lecho
ha recibido un presente
rosa de pétalos frescos
rojos de intenso rubí.

La acaricia con esmero
tiene su tallo espinoso
son agujas que se clavan
que penetran en la piel

Que provocan cicatrices
en su nuevo amanecer.
son heridas punzantes
que acompañan su silencio

La belleza del presente
de su nuevo amanecer
tensa su cuerpo desnudo
se torna gemido ahogado


Siente el frío de su alma
¡gélidas tiene sus manos!
y su lecho ensangrentado
por tan enorme rosal.

Despojada de sus lienzos
hace alarde de su fuerza
la rosa que ha recibido
tiene que dejarla atrás

Ni el llegar, ni el hallazgo
disminuyen resistencia
pena y dolor son conquista
y las espinas espectros

Quiere y quiere, querer es lucha
aunque venga de la sombra
hacen que pueda volar
¡vuela!... alondra atormentada.

                                                                                                                                                     SENDA

TÍJOLA "LA PATRONA"

NAÚFRAGO

                             
Naufrago de un mundo cruel, victima de un huracán
que tu barco a la deriva, desafía tu poder.
arrojándote a las aguas, suspiras para exhalar
la amargura de tu suerte, el dolor de tus tinieblas,




Roca firme que el vaivén, del ímpetu de las olas
no contendrán tu ira, ni el murmullo de tu alma.
pues golpean y se alejan, con risas malintencionadas
porque el golpear desgata, ¡tu alma desconsolada!




Soledad en el océano, compañía tras horizonte
que las olas no te impidan, luchar contra tu tormenta.
¡Llora, no tengas miedo!, la ola que viene a la playa
será un tul de tu sueño, calmaran tus latidos ¡corazón inquieto!




Paisajes que vislumbras de tierra, nadan en tu luz
de esperanza fundiéndose en tus lágrimas, porque
gaviota voladora, picotea antes de echarse a volar
Y tus cercos temblorosos ¿a dónde conducirán?



las olas derredor de tu cuerpo encendido
serán una prueba más, ¡superación de camino!
¡Mira al Cielo y clama fuerte, para llegar a la orilla!.


abriga tus ojos para darte lucidez
al navegar entre aguas alborozadas
las ondas del océano, serán ritmo y compás.


De ideas que en mente brotan, ¡de sueños y pensamientos!
átomos que agrupas en ti, desesperanzado avanzas
para encontrar tierra firme, donde la lucha y el odio
sean un mero recuerdo, relámpago de maldades.


extensiones sin maleza ,que no sea en tu mente ridícula intención,
de campos llenos de flores y ríos llenos de peces,
de corazones firmes, de paz amor e ilusión.


                                                                                                                               SENDA
Sueñas con la tierra libre, espuma de las riberas
Púrpura es el Sol caliente y sin embargo
Contempla tu aura de lucha ardiente,

MAESTRO DE MAESTROS


por VIRGINIA HERNÁNDEZ

Cuando España sólo se preocupaba de sobreponerse a una guerra insuperable, Luis García Berlanga (Valencia, 1921) echó mano de la osadía de sus 31 años —la misma que ha demostrado el resto de su vida— y convirtió una película para lucimiento de una folclórica, Lolita Sevilla, en la sátira de un país desgarrado. Una nación que esperaba la ayuda del Tío Sam y que se quedaba, como muchas otras veces, con un palmo de narices. ¿Amargura? Sólo realidad sin aspavientos.
Su 'Americanos, os recibimos con alegría' de 'Bienvenido Mr. Marshall' (1952) pudo ser su principal aportación al cine sino hubiese sido capaz de parir, junto al gran Rafael Azcona, obras maestras como 'Plácido' (1961), que optó a un Oscar, y 'El verdugo' (1963), premio Humor Negro en el Festival de Venecia. Sin olvidar una saga, la iniciada con 'La escopeta nacional' (1977), que retrató como nadie los primeros pasos de una burguesía huérfana sin inquilino en el Pardo al que acogerse.
Maestría, coraje, socarronería… Antes de ingresar en la Escuela Oficial de Cine en 1947, donde coincidió con su amigo Juan Antonio Bardem, con quien trabajó en su primer título, 'Esa pareja feliz' (1951), Luis García Berlanga ya acumulaba en su vida argumento suficiente para una de sus películas.
Hijo y nieto de políticos de la República, luchó primero en el bando antifranquista y, perdida la contienda, se alistó nada menos que en la División Azul. «Apenas estuve un año y hubo varias causas», explicaba en una entrevista en EL MUNDO. «La principal es que a mi padre le amenazaba una pena de muerte y que aquello podía ayudar a una sentencia más benévola. Otra era cierto espíritu de aventura que, a la vez, suponía escapar de una posible depuración por haber estado con los republicanos. Lo cierto es que acababa de tener un fracaso amoroso y estaba desesperado».
La proeza no ayudó a su padre, que sólo salió de prisión después de que uno de sus hermanos negociara «el estraperlo de la muerte» y, tras vender todas sus posesiones, la familia consiguiera una reducción de condena por enfermedad: «Murió a los dos años de salir de la cárcel».
Sinsabores de un conflicto que le enseñaron mucho y que esbozaron en su cabeza un guión, el de 'La Vaquilla', que no pudo rodar hasta 1985: «Las guerras las pierden todos; y más todavía los pobres», aseguraba en la misma conversación. «No entiendo la tendencia de los españoles a matarse por ideas. La guerra es una situación atroz, una pérdida de valores humanos como la amistad y la tolerancia».
Provocador y erotómano confeso —inolvidable, la colección de vello púbico del marques de Leguineche, interpretado por Luis Escobar, o los pechos maduros de Concha Velasco en su última película, 'París-Tombuctú' (1999)—, su talento se topó con una censura miope que esquivó con brillantez.
«He sido el director más perseguido por la censura, y eso que no me he casado políticamente con nadie», aseguraba en una ocasión. «Una anécdota demuestra lo ridícula que era: en una película me cortaron una frase en la que uno decía 'me voy para Albacete', pero mantuvieron el texto de un personaje que decía que ya era hora de que el poder civil tomara el mando». En otra ocasión, le prohibieron hacer una toma de la Gran Vía. ¿La razón? Se la revelaron mucho después: «Tratándose de Berlanga, ¿quién garantizaba que no iba a poner tres obispos saliendo del Pasapoga?».
En 1954, contrajo matrimonio con María Jesús Manrique, con la que tuvo cuatro hijos, José Luis, Jorge, Fernando y Carlos; éste, músico, 'pegamoide' y uno de los estandartes de la Movida, falleció en 2002 tras una enfermedad en el hígado.
Retirado del cine en sus últimos años —«despantallizado», era su definición—, el realizador deja a la posteridad un legado secreto que sólo podrá desvelarse en 2021, cuando se cumplan 100 años de su nacimiento. Está depositado en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes. ¿El contenido? Seguro que guardará una sorpresa.

EL VERDUGO - BERLANGA

LUÍS GARCÍA BERLANGA

  
De joven, decidió estudiar Derecho y luego Filosofía y Letras, pero más tarde, en 1947, cambió su vocación e ingresó en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas de Madrid.
Durante su juventud se unió a la División Azul para evitar represiones políticas por el cargo de Gobernador Civil que su padre había desempeñado en Valencia durante la República española.
Debutó como director en 1951 con la película Esa pareja feliz, en la que colaboraba con Juan Antonio Bardem. Junto a éste, se lo considera uno de los renovadores del cine español de posguerra. Entre sus películas destacan títulos célebres de la historia del cine español, como El verdugo o Bienvenido, Mister Marshall. Trabajó en siete ocasiones con el guionista Rafael Azcona.
Su cine se caracteriza por su mordaz ironía y sus ácidas sátiras sobre diferentes situaciones sociales y políticas. En la etapa de la dictadura franquista despuntó su habilidad para burlar la censura de la época con situaciones y diálogos no excesivamente explícitos pero de inteligente contra-lectura y consiguió llevar a cabo proyectos tan atrevidos como Los jueves, milagro.
En 1986 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes y en 1993 el Goya al mejor director por Todos a la cárcel. Su película Plácido fue nominada para el Óscar a la mejor película de habla no inglesa en 1961. Ha recibido la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 1981, el Premio Nacional de Cinematografía en 1980 y la orden italiana de Commendatore. Obtuvo premios y galardones internacionales en los más importantes festivales (como Cannes, Venecia, Montreal y Berlín). En el Festival de Karlovy Vary fue elegido como uno de los diez cineastas más relevantes del mundo. Además, poseía un incontable número de reconocimientos nacionales.
Era padre de Carlos Berlanga, músico, compositor e importante precursor de la corriente cultural conocida como la movida madrileña, además de la música pop de los años 80, fallecido en 2002 a causa de un cáncer y de Fernando García Berlanga, locutor y presidente de la desaparecida cadena española Somos Radio.
Falleció en su casa de Madrid el 13 de noviembre de 2010 a los 89 años, víctima del Alzheimer.

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