UN HOMBRE (CHAPARRO PARA TU GENTE)
Es probable que está historia, la tuya, despierte rumores pero… ¿sabes?, ¡no me importa! porque es mi corazón el que guía mis palabras y lo necesito. Necesito explicar tu vida, mi modelo de tesón y lucha permanente.
Naciste en la segunda década del siglo pasado, concretamente en el 1912 en el seno de una familia en aquellos tiempos adinerada y fuiste el menor de siete hermanos, de ahí que la diferencia de edad dio lugar a que algunos de tus sobrinos se dirigieran a ti como “zurdo”, por tu habilidad en el uso de esta mano.
Me explicabas que en tus cortos años de escolaridad siempre destacabas, que el maestro siguiendo las reglas de enseñanza de aquellos tiempos decía – Emilio ve a mojarle la oreja al compañero de turno- cosa que al parecer te enorgullecía por ser un niño que se sabía triunfador del momento.
Poco duró este periodo, pero aprendiste lo suficiente para abrirte camino en la vida. Uno de tus hermanos propuso -es necesario que entre en el mundo laboral-colaborar por el bienestar de la familia, así que tan solo con unos diez años empezaste tu carrera de lucha. Un camino de trabajo sin cesar que sembró tus días hasta que las fuerzas no te acompañaron.
Recuerdo a mi madre decir-este hombre un día morirá en el camino-y tu no desistías para lograr que nosotros, tus hijos, tuviésemos hasta “leche de hormigas”, lo señalo porque creías que decir eso significaba todo, todo.
No tengo demasiados datos de tu juventud, siempre fuiste parco en palabras (llevado por tu carácter tímido que tan solo yo entendí) , mi madre solía decir-solo se le desata la lengua cuando ha bebido una copilla de vino- y ¡mira! le doy la razón. Eran esos pequeños momentos que te permitías un breve descanso, yo aprovechaba para absorber con pasión todas las respuestas que dabas a la infinidad de preguntas que yo te hacía – Carmen , tienes muchos deseos de “palique”-respondías cómplicemente.
Sabia que tus posibilidades te permitían ir al CASINO, ver y observar, dudo si llegaste a jugar pero conociéndote se que si lo probaste fue muy esporádicamente puesto que pensabas suficiente en la economía
Y jamás , que yo sepa, malgastaste una “peseta “en ti, claro con nosotros tu generosidad no tenia limites. Así crecimos, decía mi madre,- altivos y orgullosos como todos los CHAPARROS- apodo con el que todos conocían a tu familia.
Ahora llega tu ETAPA, la más dura que marcó tu vida y tu trayecto con un giro de trescientos sesenta grados “LA GUERRA”, aquella que se produjo en el 36, fatídica fecha para todos los españoles. Tus ideales, tu coraje y tu impotencia ante el golpe militar te invadieron de valentía, no esperaste ser llamado a filas-como me explicabas-te marchaste voluntario para defender lo que creíste justo y necesario-de todas maneras me iban a llamar- me comentabas.
Tiempos difíciles para una España sumida en la miseria social y cultural, por eso aunque tu preparación no era de cátedra, si tenías la suficiente para poder dirigir. Siempre tu periodo lo viviste en el frente, con la lucha armada de las tropas, con el grado de teniente, gracias a Dios, la guerra llegó a su fin y no adquiriste el grado de capitán del ejercito ROJO, si porque ese fue nuestra suerte “hijos de rojo”, a mucha honra.
¡Ametralladoras! , cuanto llegamos a reír al sentir tus onomatopeyas reproduciendo sonidos –rápido, denota miedo, inseguridad con la que llegas a captar el estado anímico de quien la utiliza, TAC, TAC, TAC pausado, es lo que daba seguridad-reíamos y reíamos ante tu mirada cansada relatando los hechos.
Volviste a tu pueblo caminando, con el dolor de la derrota y probablemente miedo, aunque jamás llegaste a pronunciar la palabra.
Allí esperaban los nuevos falangistas, los que se lucraron del triunfo,¡que humillación en tus carnes! Os hicieron barrer la plaza, la del Ayuntamiento, demostrando a la vista de todos que habíais sido rojos.
Desgraciadamente, cuando gozabas de paz, una voz traidora hizo una denuncia…te arrestaron. En estos momentos no se decir que fue mas doloroso, si la lucha o los tres años de prisión que sellaron tu camino.
Dormir en un patio, sobre una manta, hacinados como alimañas, ojos en alerta al anochecer para ávidamente colocar la manta a buen resguardo…la noche dura porque los amaneceres traían olor a muerte. Los piquetes arrastraban a los elegidos y el ruido de balas penetraba en tu tímpano, dando gracias aun por no haber sido de los escogidos.
Tres años padre, tres años que el abuelo y tu vivisteis en aquel INGENIO, nombre del presidio. Injusticia que levanta ampollas en mi alma. Guardo como tesoro tu cartilla militar-no tiene las manos manchadas de sangre, solo se le acusa de AYUDA A LA REBELION –
Ese fue tu gran delito padre luchar por tus ideales de Justicia Social y de Libertad para un pueblo oprimido.
Os arrebataron posesiones, amenazas continuadas ¡ a callar!
No termina tu tragedia, durante años al acabar tu jornada laboral pasabas al cuartel de la Guardia Civil, era obvio,”control de tus actos y permanencia en el lugar de control reglamentario”.Hasta que llegado el momento en el que pudo tu coraje, según narrabas, te embarcaste de fuerza -no me esperéis, se donde dejé mi plato y la cuchara- fueron sentencia tus palabras, no tenias miedo de volver, si de dar por zanjada la odisea diaria.
Que generosidad padre permitiendo nuestras amistades con los hijos de quienes te delataron –agua pasada no mueve molino-la felicidad de tus hijos era el soplo fresco de tu felicidad…silencio, silencio…la política era tema tabú en las tertulias de casa.
“Elecciones Generales”, eso lo recuerdo porque tenia edad suficiente, mis retinas fotografiaron la escena, las muecas de tu boca siempre hablaron solas –abstención- corredizas por el salón, rostros desencajado, implorando –por tus hijos-palabra que despertó y derrotó tus ideales y principios.
¡Votaste, si!, la mesa electoral abrió tu sobre para dar conformidad, te tragaste el orgullo una vez más asumiendo que tu decisión era la correcta en beneficio de todos.
¡Democracia!, recibida como agua de mayo despertando al hombre de su letargo, se abrieron las puertas a las palabras dejando los tabúes en descanso eterno, llenando días de narraciones, de sucesos guardados en baúl bajo precinto, otro nuevo esperaba ser llenado y aun lo conservo, sin llave para que lleguen los aromas de la persona protagonista de la historia.
¡En buena hora! Te condecoraron como militar de tropa, así con un plumazo se borraban las llagas clavadas en la piel, pero te vi. orgulloso, al menos satisfizo tu ego, quizás en tu interior significó libertad ¡jamás lo sabremos!.
Cansado y agotado por el peso de los años esperabas viajar al país del Eterno Descanso, lo decía tu mirada opaca de cataratas- ya he visto suficiente-…y llegó el momento…ese momento que abandonaste el mundo terrenal…el pueblo se echo a la calle acompañado tu paseo por las calles que tanto habías amado. En el sepelio, junto al altar mayor los miembros de La Escuela de Cristo, cofradía de la que fuiste miembro, te cantó con honor.
¡Despedían a un buen hombre!...solo buen hombre…
Emilio Sánchez Marín 1912-1995