¡que temblor de manantiales!
hay en su cara a raudales
cobijo de caminante sediento.
Sus pupilas miradores
mostrando su resplandor
¡aguantando el chaparrón
de hilos secuestradores!
Huyendo de lo liviano
¡ya no quiere abrir cajones!
ni su espejo miserable,
que refleja miradores
de un claro rostro apocado.
Caminos ataviados,
melodías para escuchar,
generosidad en su alma,
que es un claro manantial
de remansos sosegados.
Vuelo del pensamiento,
no hay lugar al sufrimiento
vida que quitas y das
hoy puedes ser un sufrir
¡mañana felicidad!
Mil recuerdos en su mente
amor, lucha y protección
cada recuerdo una estrella
cada pensamiento un sol.
Y cada paso una meta
Y sueños por alcanzar,
Y con su eterna sonrisa
No se permite parar…
SENDA
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